Los hábitos de estudio son el mejor y más potente predictor del éxito académico de nuestros alumnos y alumnas, mucho más que el nivel de inteligencia y memoria. Aunque este hábito empieza a establecerse hacia los siete u ocho años, depende en gran medida de otros como la concentración, el orden, la atención..., que han de fijarse mucho antes. Los niños y niñas de primer ciclo están en el momento preciso para asentar de un modo adecuado estos hábitos, y en este proceso, los padres y madres desempeñan un papel importante en la provisión de estímulos, expectativas positivas, ambiente y materiales necesarios para que el estudio sea una actividad exitosa.
El estudio no puede dejarse a libre elección del niño, necesita de un aprendizaje de métodos y técnicas que por si sólo es difícil que alcance. Por eso os propongo unas sencillas pautas favorecedoras del estudio.
¿DÓNDE ESTUDIAR?
En su habitación o en un lugar tranquilo:
Ventilado y bien iluminado (luz blanca).
Con una mesa y una silla con respaldo recto.
Silencioso: sin ruidos, sin televisión, sin radio…
A ser posible que SIEMPRE ESTUDIE EN LA MISMA HABITACIÓN.
¿CUANDO ESTUDIAR?

EL AMBIENTE PERSONAL
El sueño: Según la edad, es recomendable un número de horas que oscila entre ocho y once horas, dormir menos disminuye la capacidad para la concentración y el estudio.
La comida: La debe ser equilibrada.
El ejercicio físico: El deporte, siempre que no sea en exceso facilita el equilibrio necesario y la capacidad de rendimiento indispensable para el estudio.
La postura corporal durante el estudio: Es necesario adquirir unos hábitos posturales correctos, una postura incómoda lleva rápidamente a un alto índice de fatiga.
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